Cómo reducir el consumo de ultraprocesados

donut ultraprocesado

Reducir el consumo de ultraprocesados no es solo una cuestión de adelgazar, sino de apostar por una vida más saludable.

El consumo de los alimentos ultraprocesados es, en buena parte, culpable de que la sociedad actual sufra graves problemas de sobrepeso, obesidad,  enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc.

Por eso, desde Embruxo fomentamos la máxima de «más mercado y menos supermercado», que se traduce en:

  • Recuperar los alimentos y materias primas en su estado más natural.
  • Cocinar más y mejor.
  • Reducir el consumo de precocinados.
  • Aprovechar el calendario de temporada.
  • Apoyar a los productores locales.
  • Fomentar la sostenibilidad.

¿Qué son los ultraprocesados?

“Estos productos son preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Realmente no tienen ningún alimento completo, sino largas listas de ingredientes. Además, estos ingredientes suelen llevar un procesamiento previo como la hidrogenación o fritura de los aceites, la hidrólisis de las proteínas o la refinación y extrusión de harinas o cereales. En su etiquetado es frecuente leer materias primas refinadas (harina, azúcar, aceites vegetales, sal, proteína, etc) y aditivos (conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, emulsionantes…)».

Carlos Ríos, dietista, nutricionista y autor de la web Realfooding.

Cómo reducir el consumo de ultraprocesados.

La Organización del Consumidor (OCU) señala que, entre los alimentos ultraprocesados más consumidos por los españoles se encuentran, en primer lugar, las carnes procesadas (salchichas y hamburguesas). En segundo lugar se sitúan las bebidas azucaradas y en tercer lugar la bollería.

Pero con pequeños gestos, podemos hacer un gran cambio en nuestras vidas y en las de nuestras personas queridas. Por ejemplo, reduciendo el consumo de ultraprocesados por alimentos saludables.

Reemplazos saludables para reducir el consumo de ultraprocesados:

  • Colacao/Nesquik → Cacao en polvo 100% natural.
  • Zumos y néctares envasados → Fruta fresca.
  • Galletas y cereales de desayuno → Copos de cereales 100% naturales, como la avena con yogur y frutas, semillas y frutos secos.
  • Yogures de sabores y postres lácteos → Yogurt 100% natural.
  • Pan de molde y tostado industrial → Panes 100% integrales o caseros.
  • Gulas, surimi y/o carne de cangrejo → Conservas marineras.
  • Jamón york, jamón cocido, fiambre de pavo o pollo → Solo si el porcentaje de carne real supera el 80%.
  • Chocolatinas y bombones → Chocolate de alta pureza, a partir del 80% de cacao.
  • Frutos secos fritos o dulces y snacks salados → Frutos secos crudos.
  • Platos precocinados (ultracongelados y quinta gama) → Buenos procesados (conservas de legumbres al natural, de pescado y marisco, bacalao salado o ya desalado, gazpacho o salmorejo envasado, cremas de verduras naturales, etc.).
  • Salsas industriales → Salsas artesanales.
  • Cremas de chocolate, patés y untables salados → Cremas, patés y untables caseros.
  • Hamburguesas, salchichas y embutidos vegetales → tofu, seitán, legumbres y verduras.
  • Bebidas azucaradas → agua.

¡Y recordad!

Es crucial leer bien las etiquetas para así, poder distinguir cuáles son los procesados que nos ayudarán a comer mejor, y olvidar para siempre esa excusa de «no tengo tiempo».

Se puede comer bien y saludable sin invertir demasiado esfuerzo ni gastarte demasiado dinero. Hay muchas personas que tienen el concepto de que comer saludable es más caro, pero… no es cierto. Por ejemplo, si te comes una naranja, como tiene fibra, te sacia. Por el contrario, si comes bollería, como contiene un alto porcentaje de azúcares y grasas trans, te puede saciar en el momento pero al poco tiempo… ¡¡tu cuerpo te estará pidiendo más azúcar!!

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